Dame un minuto para soñar contigo.

Cambiamos, crecemos, olvidamos cosas que nos gustaría recordar, pero nos quedamos con aquellas que deberíamos haber desechado. Perdemos inocencia, callamos, miramos desde lejos. Ganamos falsedad, miedos y menos ganas de seguir siendo quienes somos.

A cada paso que daba Chris me seguía con un movimiento preciso, como si toda la vida hubiera estado observando mi forma de caminar. Se reía cuando mi pelo se cruzaba en nuestro camino y nos dejaba con ganas de otro beso. Las cosas no habían cambiado desde que nos conocimos, si no que los que habíamos cambiado habíamos sido nosotros. A pesar de ello, la chispa vibraba desde el fondo de nuestro cuerpo, haciendo saltar la llama cuando menos lo esperábamos. Era lo mejor de todo aquello. No había nada exacto ni predecible, y eso era lo que lo hacía aún más especial.
Las cosas seguían su curso. Habíamos esperado tanto tiempo para que nuestros caminos se cruzaran, que aquello parecía algo así como un sueño. Quizás el único desde que tengo memoria que se cumplía exactamente como pretendía que fuera. Pero aún debíamos esperar que el viento nos llevara por la buena dirección.


Si lo hacemos será hasta el final. Nada de medio camino.


Comentarios

  1. Cuanto más crecemos más nos damos cuenta de cómo es el mundo, por eso nuestros pensamientos cambian. Dejamos de ver todo de color de rosa y a medida que maduramos ese color bonito se va transformando en un gris.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares