Aún te necesito.

Aún pienso cada fecha en ti. En mí. En lo que fuimos el uno para el otro. En aquel instante no pensé que te tendría cada minuto en mi cabeza, susurrándome que lo hice mal. No sé si por el hecho de haberte dejado, o por no quererte como es debido. Sin embargo, las cosas han cambiado, y ya no encuentro tus ojos entre la multitud. Lo peor de todo, es que cada vez que algo me recuerda a ti, me late fuerte el pecho. Y no puedo evitarlo. Y lo confieso, monto escenas como piezas en mi subconsciente, en las que me acerco a ti y te suplico que no me saques de tu vida a base de silencios. Que ya no puedo cambiar lo que tuvimos, y que aunque me obligaran no lo haría. Que fuiste más que un capricho. Créeme. Y que creí haberte hecho suficientemente feliz. Yo sólo pretendía hacer las cosas bien, pero eso en mi mundo no funciona. Y me rompe por dentro sentir que cada día es más duro decirte adiós. Que empieza otro año, y que estoy segura de que no querrás ver que no fue tan fácil decirte hasta nunca. Porque lo que de verdad quería decir era que tenía miedo. Como siempre.


Algún día daré con la solución. Algún día podré mirar al miedo a la cara y hacerle ver que ya no soy manejable.

Comentarios

Entradas populares