Hilos y verdades, que un día fueron parte de nuestras vidas

Resurgió de las cenizas, como si nunca se hubiera ido. Dean tenía ese poder, que inexplicablemente siempre me sacaba de quicio. Cada vez que me miraba desde el fondo de la habitación de hotel, sentía que mi cuerpo se tensaba, evitando salir corriendo hacia el lugar más alejado posible. Reconozco que aquellos días de verano más de una vez tuve la sensación de vivir evitando a cada segundo el pánico de verle aparecer. Sí, pendiente día y noche de que estuviera a más de un kilómetro. De que su olor no me embriagara demasiado. De no ver esos ojos que en su día significaron un mundo. Maldito tú. Desaparece.


La noria en la que una vez atamos un hilo que jamás nos separaría. A veces me odio por ello, y otras rezo para tú no lo hayas roto ya.

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares