Palabras que no dicen nada.


Hoy la inspiración es nula. No quiero escribir sobre lo que ocurre a mi alrededor, parece que todo es gris y oscuro. No quiero pensar sobre lo que me rodea, lo cruel que es todo, lo difícil que se torna con cada segundo que pasa. La fiereza que se me acumula al pensar en la injusticia que cada día asola el mundo. Y ya no hablo de millones de kilómetros más allá, hablo de aquello que se esconde en la esquina de mi calle, de la tuya o de la de tu primo. Hablo del miedo que se respira en el aire, del frío que se extiende por cada cuerpo, de la insignación que se acumula en cada poro de nuestra piel. Estoy hablando de como nos estamos convirtiendo en las personas desdichadas que no deberíamos, que buscan refugio tras las palabras de otros, tras su opiniones que nosotros obviamos. De como todo se está pasando de vuelta, todo va más rápido. Pero yo soy una milésima en este maldito lugar. Y cómo me gustaría poder cambiarlo todo. Y con todo me refiero a todo.



Quizás sea hora de cambiar.

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