Cuando aún jugábamos con el destino.

-Es el viento de septiembre -dijiste pensativo, alzando la cabeza- no sé qué es lo que tiene, pero me hace sentir diferente.
Miré al frente, y yo también me sumí en mis pensamientos.
Recordé aquel verano, cuando creíamos tener el mundo a nuestros pies, pero nos faltábamos el uno al otro. Cómo aquellas miradas nos hacían sentir algo especial incluso a quinientos kilómetros de distancia y cómo consiguieron cambiar el rumbo de nuestras vidas. Esperábamos ansiosos el sol de agosto para volver a vernos las caras y sentir de nuevo que no todo estaba perdido.
- Creo que no hay nada como la brisa de Agosto, en un parque o en una playa. Sentado, tumbado. Me da igual.
Sonreiste. Habías captado la indirecta algunos años atrás, pero nunca quisiste hacerte cargo de la situación. Si, aquella vez. Cuando aún no sabíamos que el futuro jugaba con nosotros.



Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares