Ética de un proscrito

No pretendo dormir, a pesar de que son las cinco de la mañana y la conversación se está volviendo aburrida. Cuelo un par de intentos para que sueltes un par de cariños, y unos cuantos te quiero. Pero no cedes. Y yo me desespero.
Ha llegado el momento de articular un adiós improvisado, sin caricias de despedida que nos lleven a la locura inmediata, sin articular palabras dulces hasta olvidar quienes somos. Es hora de tomar conciencia y sublevarse al gélido invierno, evitando los roces a conciencia. Porque he encontrado la forma de rehuir la mirada cuando pasas. Tus ojos cobalto en mi nuca, que me siguen a través del tiempo, atravesando paredes, incendiando cada parte de mi ser por no ser quien yo quiero que seas. Sé cómo evitarlo. Sé cómo hacer que me olvides de una vez por todas. Y también sé quiénes somos, lo que hicimos. La llama está ahí, y yo intento apagarla de un soplido.



Ciudad fantasma, amor atormentado; pero ahora el que cae eres tú.

Comentarios

  1. *Envidiaenvidiaenvidiaenvidiaenvidiaenvidia* (pero de la buena, ¿eh?) Jooooo, ¡yo quiero escribir así! Amo tu blog, en serio <3

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