Evitar ser presos del pasado.

En una playa a millas de la realidad, tendida en el suelo, escarbaba entre la arena en busca de un atisbo de felicidad que se le hubiese caido a algún desconocido despistado. Pero allí solo había arena y piedras. Moviéndome entre el miedo y el deseo de hundir la cabeza hasta perder la razón, intentaba ver algo que no fueran tus ojos verdes, porque el deseo es sólo un fenómeno pasajero, la punta del iceberg de algo mucho más profundo. Pero como siempre, se me escapa lo infinitamente grande y lo infinitamente pequeño y sólo veo con los ojos desnudos lo que está pegado a la punta de la nariz. Y cada cumbre, cada clímax implican el principio de un nuevo final.

Tirar la toalla no es dejar de luchar, es olvidar sin haberlo intentado.

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