Mirar atrás y recordar, sabiendo que el futuro éstá lejano.

Recorro las habitaciones como una autómata, sumida en recuerdos que no volverán a ser reales, oyendo de vez en cuando algún que otro suspiro de una mujer forjada en los años, que perdió lo que más quería en varios segundos, sin apenas desearlo. Y me cuesta seguir adelante escuchando lamentos encerrados en nichos de piedra, silenciosos a la vez; lágrimas que corren bajo unas gafas de montura de colores, que impiden que la gente se cerciore de ellas y miles de cosas que nunca dije y que quise hacer antes de perder un cachito de mi corazón.
Pero sé que las cosas no vuelven. Esta vez no regresarán.

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